Capitulo II
Músculos de Dioses
Felipe y Camilo son los típicos deportistas, en realidad, basquetbolistas.
Camilo tiene el cuerpo de un dios griego y la mentalidad de de un niño de 15 años.
Felipe, la misma contextura física de un Odiseo o Perseo, con una personalidad envidiable.
Felipe es rubio, alto y un “Hinchapelotas”. Si, de esos que es capaz de seguirte toda la noche en una discoteque, aunque tu te vayas a la otra punta, siempre te tendrá en la mira. Camilo sale con los amigos, y, tarde o temprano, lo tienes hablando con una mina, estupenda, un pedazo de mina. Entonces es obvio, la conquista y se va con ella.
Mientras los amigos (entre ellos un Rodrigo) se quedan envidiandolo, “que cabrón”.
A diferencia de Felipe, Camilo no cuenta nada, nadie tiene real certeza de cuales son las mujeres de su vida. Le gustan las cosas simples pero concretas. Una buena comida, una conversación y el sexo romántico-erótico, no estoy segura si en el mismo orden. Además,
Camilo ama, secretamente a la misma chica, desde hace años.
Felipe cuenta a sus amigos, sus aventuras con lujo de detalles, (cero escrúpulos), no tiene reparo en contar la posición exótica n° 45 del KamaSUtra que practicó con la vecina, en el diminuto baño de la discoteque.
Además siempre se esta fijando en los defectos de los demás, "...esta gorda, no tiene poto, los dientes chuecos, muy narigona...", por supuesto Felipes es perfecto! (en su cabeza)
*Ley de Murphy, obtienes todo, menos eso que tanto anhelas. Si te enamoras de Camilo, puedes perderlo todo, ese hombre solo amará a una mujer. Pero si te enamoras de Felipe, pierdes tu tiempo, ese hombre solamente se ama a si mismo.
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