Cambio de estación



Les ha pasado que sienten que efectivamente se despiertan en la mañana según el clima??..., me pasa con los días grises, como que me siento apagada, retraída, hasta algo huraña... 

Los días de sol me recargan, me vitalizan, mis horas favoritas son las horas mágicas del día amanecer y ocaso.

Debe ser por la tonalidad de la luz, me enternece la calidez. Es como ese comercial de nescafé de los 80', dónde una pareja tomaba café en un escarabajo esperando el atardecer... Bueno, aweonadamene se suponía que era el amanecer, pero en Chile el sol jamás a salido desde el mar... Error de contenido. 

Y entre el clima, los errores esta blogger frustrada, y sentirme avergonzada de hacer alusión a un comercial de más de 30 décadas del que, lo más probable, es que la mayoría de ustedes no recuerde nada. Pensé que sería buena idea hablar sobre los errores que creemos que nos han marcado en la vida. 
Si, cada una de nosotras ha tenido un episodio de paranoia, histeria, fiebre uterina o algo parecido que nos ha echo hacer una webada.

No sé ustedes, pero hoy haciendo retrospectiva, creo que el error mas grande de mi vida, es no saber cerrar la boca, o peor aun, no abrirla cuando debía. 

A veces no por dejar la caga diciendo algo, más bien, quedándome callada frente a alguna injusticia, por ayudar a alguien que no lo merecía, o por creer que era mejor no involucrarse para no hacer daño. Les tengo noticias!!... A veces el silencio daña más... 

Esta humilde bloguera siente no poder haber hecho más por quienes pensó, poder ayudar o decir algo en su oportunidad... Por no atreverse a decir lo siento cuando debía... Por no defender la dignidad propia y de alguien mas cuando se necesitaba...  Por decir que perdí las esperanzas en algo o alguien y aún peor, decirlo en voz alta...

Aprendi, que las cosas que te apretujan el alma, sean buenas o sean malas, hay que escupirlas, si te las tragas solo logras ahogarte con miserias... 


Te amo...
Madura!!!...
Lo siento, hablemos!...
Perdón debí haber estado ahí...



No somos sucios, somos DESORDENADOS!!!!




  1. No somos sucios. Somos desordenados. No es lo mismo.
  2. Y, además, todo es relativo.
  3. ¿Qué es el orden?
  4. Según la RAE es la “colocación de las cosas en el lugar que les corresponde”.
  5. Nosotros sabemos dónde está todo. Ese esmalte de uñas color durazno, por ejemplo, está ahí, encima de la estantería, sobre la tercera pila de libros por la izquierda, entre esa caja de zapatillas y esa camiseta llena de polvo. Sí, ese es el lugar que le corresponde.
  6. No somos desordenados. Somos originales a la hora de escoger el lugar que corresponde a las cosas.
  7. Así que, por favor, no intentes ordenar nuestro desorden. Porque entonces es cuando empiezan los problemas. Probablemente guardarás el objeto en un lugar mucho más lógico. Pero nuestra mente no es lógica.
  8. ¿Acaso no es más divertido eso que vivir en un catálogo?
  1. Las casas de las personas desordenadas son mucho más acogedoras que las de los maniáticos del orden. 
  2. Estamos orgullosos de nuestra condición. Tanto, que la paseamos por ahí dónde vamos. Danos una habitación de hotel y nos las ingeniaremos para que al cabo de dos horas parezca que ahí se haya celebrado un combate de boxeo de chimpancés.
  1. Claro que todo tiene unos límites.
  2. El límite está en no encontrar espacio en tu mesa para colocar el laptop.Llegar a casa y abrir el ordenador es una manera de huir. Si no podemos fijar los ojos en la pantalla estaremos obligados a tomar consciencia del entorno. Y antes de eso preferimos ordenar un poquito. Aunque solo sea para poder seguir distraídos.
  3. Lo curioso es que luego nos encanta. No porque el acto de ordenar nos proporcione algún placer especial, sino porque es una oportunidad para reencontrarse con cosas que hace años que no se cruzaban en tu camino. 
  4. El problema es que estas cosas te distraen. Y acabas dedicando dos horas a repasar nuestra antigua colección de flyers. O ese álbum de fotos tan cursi que te regaló tu novia del instituto. O esa revista de turismo que pillaste en una tienda la primera vez que estuviste en Pucón. Y para cuando llega la hora de cenar no has ordenado nada.
  5. Entonces nos justificamos pensando que no vale la pena.
  6. Total, al cabo de un par de días todo volverá a ser un caos.
  7. Es un proceso extraño. No vamos por el mundo pensando “¿cómo puedo ingeniármelas para dejar este lugar hecho un desastre?”. De verdad que nos gustaría ser conscientes del momento exacto en que se está produciendo el acto de desorden. Pero vivir ya es lo suficientemente intenso. Y de pronto hay 5 poleras en el suelo. Y te preguntas por qué. Y no recuerdas que te las has probado esta mañana antes de escoger la que te has puesto definitivamente. Sí, podemos convertir el trámite más insignificante en un desorden colosal en un abrir y cerrar de ojos. Sin querer, claro.
  8. En el fondo, todo se debe a que somos personas extremadamente prácticas.
  9. Pasamos nuestros años de universitarios moviendo una montaña de ropa de la cama al suelo y viceversa.
  10. O pero aún: durmiendo directamente encima de un manto de calcetines sucios, libros y revistas.
  11. Eso sí, cuando llegaban exámenes, nos volvíamos las personas más ordenadas del mundo. Cualquier cosa antes que enfrentarse a los apuntes. Como dijo algún sabio, la procrastinación es la mejor aliada de la limpieza doméstica.
  12. Así que ya sabes: si quieres que alguien ordene, dale una tarea más importante.
  13. Ahora seguimos aplicando estrategias similares pero ya no hace falta dejar la ropa en el suelo: tenemos una silla dedicada a ello. Sí, ESA silla.
  14. No necesitamos armarios. La ropa que sale de la lavadora se queda en el cubo y la vamos cogiendo de ahí cuando queremos ponérnosla.
  15. Es mucho más efectivo que ordenarla en un cajón.
  16. ¿Planchar? Hahahaha.
  17. Lo único que tienes que vigilar es que la ropa limpia no se mezcle con la sucia.
  18. También tienes que estar dispuesto a renunciar para siempre a llevar calcetines con su par correspondiente.
  1. Cuando nos quitamos la ropa, practicamos el viejo arte de “ahí me lo saco ahí se queda”.
  2. Puede que tú lo veas como un simple acto de indolencia, pero al día siguiente esas prendas desperdigadas cuentan una historiaYa lo ves: convertimos algo tan trivial como desvestirnos en literatura. No podemos parar de crear.
  3. No es de extrañar que la ciencia diga que ser desordenado puede ser un síntoma de genialidad.
  4. Einstein dijo eso de que una “mesa llena de cosas es sinónimo de una mente llena de ideas”.
  5. Yo iría más allá.
  6. Mi habitación está desordenada porque mi cabeza está desordenada.
  7. Mi ropa está esparcida por los rincones porque mis emociones son impredecibles.
  8. Mi entorno es, en definitiva, es una metáfora de mi vida.
  9. Somos poetas, desnudamos nuestra alma con el caos.
  1. Bueno, quizá ahora estoy exagerando un poco.
  2. Tampoco nos exponemos tanto. Por ejemplo: ni si te ocurra presentarte en nuestra casa sin avisar.
  3. Sí, nos sigue dando un poco de vergüenza tener nuestro piso en este estado.

  1. Y si acabas presentándote por sorpresa. Solo te pedimos una cosa: que no nos juzgues.
  2. Porque si tú no entiendes como puedo ser tan desordenada yo te podría hacer la pregunta al revés. ¿Por qué has escogido ser ordenado? Yo no hago daño a nadie siendo desordenada (insisto, hablamos de desorden, no de suciedad) y tú no contribuyes a que el mundo sea un lugar mejor por tener las camisas ordenadas según su tono cromático. ¿De verdad crees que eres mejor persona porque tu pones el papel higiénico en el soporte y yo no? ¿De verdad crees que dedicar un fin de semana a ordenar es un plan aceptable? Como diría Drake, YOLO.
  3. En realidad, esta discusión no tiene sentido.
  4. Lo cierto es que ser desordenado no se escoge.
  5. La mayoría de veces es un producto de las circunstacias. De una madre que se ocupaba demasiado de nosotros, por ejemplo. Pasas 18 años creyendo en la magia. Creyendo que es normal dejar la ropa sucia en un cubo y que aparezca limpia, planchada y doblada en tu cajón. Luego te dejan solo y se supone que tienes que saber que las cosas hay que ponerlas en la lavadora. No, no somos desordenados: nuestras madres nos mimaron demasiado. ¿Nos vas a atacar por eso?
  6. En otras ocasiones puede ser un síntoma de algo mucho más triste. De una depresión, por ejemplo. ¿Cómo vas a preocuparte de ordenar tu cocina cuando no le ves sentido a tu vida? ¿Cómo vas a apreciar las cosas que te rodean si no tienes ningún aprecio por ti mismo?
  7. Tengo un amigo que pasó por una mala época tras una ruptura monstruosa. Medía su estado de ánimo según la frecuencia en que se duchaba.
  8. Durante esos meses yo fui de las únicas personas a las que invitaba a su casa. Creo que era porque sabía que no le juzgaba. Como persona desordenada me resulta mucho más fácil sentir empatía por los desastres. Ya sean cajones o personas. Nunca me enfadaré contigo si vienes a mi casa y dejas tu abrigo en el sofá en vez de en el colgador.
  9. Así que la próxima vez que te cruces con una persona desordenada, antes de perder los nervios, intenta ponerte en su lugar.
  10. Y si no sabes por dónde empezar, esta lista es un buen comienzo

...

"Me he pasado la vida planificando mi futuro.... pensando que a los 26 años tendría mi vida resuelta, un futuro claro y hasta pensaría en tener hijos. Hoy siento que no pude haber sido más ingenua.

Tengo 30 años y NADA, absolutamente nada que ofrecer. Ni siquiera a mi como persona, porque una serie de acontecimientos dispersados por el tiempo me han echo darme cuenta que no era la persona que creía ser.

He vivido los últimos 3 años envuelta en añoranzas. En cosas que me gustaría hacer, o cosas que me gustaría haber hecho en algún momento. Buscando respuestas a tantas cosas que no entendía, y buscándole el sentido a otras que si.

Vi pasar en casi 10 años amistad, amor, desamor, odio, envidia, valentía, lealtad y a veces hasta maldad. Espere siempre ser merecedora de lo que se me brindaba, como también, ser justa en lo que entregaba.

Hoy estoy sentada en el campo y no me gustaría nada más, que el suelo me comiera y desaparecer entre la nada.

Hoy me di cuenta que llevo 30 años en este mundo, y no dejaré ni un rastro en esta tierra más que equivocaciones, decepciones y un vacío existencial que abarcaría la distancia de aquí a la luna (no creo sentir más que eso).

Que lamentablemente no soy la persona que mis amigos esperaban, y que ni el hombre que al que amaba sentía orgullo por mi, (ya saben por eso de que siempre debía desarrollarme como profesional).

... me hubiese gustado sentir que de verdad se sentía orgulloso de mi...

Lo amigos se vuelven desconocidos... al parecer no soy lo suficientemente cercana, ni amable ni agradecida.

Tengo de verdad amigos....?

Hoy no tengo nada, todo es una farsa, siempre lo ha sido y estoy harta. Ya no quiero fingir que soy feliz y que todo esta bien, que todavía es muy pronto, y que esta bien esperar. Que la amistad vence la distancia y que siempre soy fuerte. Ya no siento ganas de sonreír cuando preguntan si soy feliz, estoy harta de justificar mi vida, y de explicarle a todos que de verdad soy feliz fracasando en todo lo que hago, porque?... que más voy a hacer, hay que ser creativa en la vida no?
No quiero volver a decir que estoy feliz,... porque NO LO SOY...no quiero ser parte del plan de alguien más... no quiero que alguien decida por mi como debo vivir mi vida...y si no quiero vivirla?... No pertenezco a ningún lugar... no tengo nada propio, ni hijos, ni mascota que me reconozca como único amo, no tengo casa, ni cama, nada que pueda decir que sea verdadero y enteramente mio.

Nada...

Estoy vacía, sueño con el dulce amor de alguien que cada vez se aleja más, sueño con un lugar que pueda llamar mi hogar, sueño con el deseo de tener un hijo que no llegará, sueño con tan pocas y sencillas cosas que no puedo respirar pensando que no es difícil ser feliz.... entonces... porque molestarse en mantenerse en pie...


... me gustaría que el suelo me comiera... y desaparecer entre la nada"



Fragmentos de ...."mi vida es una mierda" - N. M. 1984 CHILE -  Editorial Nefasta

La Familia urbana




Cuando uno llega a vivir a un lugar donde no conoce a nadie, cuesta enganchar, siente la soledad y extraña a la familia, necesita un grupo de apoyo. 

A medida que pasaron los años , poco a poco y con diversos cambios en el camino, fuimos armando un grupo de amigos de lo más variado y digno de una serie de televisión. Me gusta pensar en ellos como nuestra hermosa "Familia Urbana".  Eramos 3 compañeros de universidad, dos se convirtieron en fotógrafos, uno de ellos en mi pololo y el otro en mi mejor amigo, una diseñadora dispersa, un arquitecto distraído y una azafata que entrego las alas. Un cometa con nariz nueva, un familiar lejano de la RUPERTINA que pololea con una de las 2 futuras abogadas del grupo, y un ingeniero que hace café de maqui (que pololea con la otra futura abogada, que lucha con sus casos en clínica y descarga su ira en FB). 



Cuando alguno está mal, es posible que no lo sepamos con certeza, somos algo desabridos, algunas veces volados, pero siempre nos preocupamos por todos.... a veces salimos a pasear, hacemos asados y tomamos piscolas hasta morir... y al día siguiente todos nos apoyamos en la caña por medio de Whatsapp. Pero a mi me gusta llamarlo mi Familia Urbana... la cosa es más menos así: Con mi pololo funcionamos un poco como los papis del montón, siempre estamos pendientes y si hay algún problemas siempre nos llaman a nosotros, hacemos reír, cuidamos casas, ayudamos con los regalos, decoramos fiestas, cuidamos y despedimos mascotas, limpiamos lagrimas y tratamos siempre de ayudar.; otro que es como "respetable" es como la tía que esta preocupada por todos, y todo el resto son como los hermanos desastre de esta familia numerosa (No por eso digo que los otros integrantes no sean un desastre... sólo que son más estables, pero todos desastroso igual no más!) Y por lo mismo, todos los días hablamos, nos molestamos, peleamos, hablamos idioteces y hacemos terapia de grupo, wuajajajajaajaja... eso es cuando empiezan las muestras de afecto.


Ahora, ya vamos maduramos poco a poco, aun no hemos hecho ningún viaje grupal hasta el momento, pero siempre estamos en contacto y con el mismo cariño.




Mi familia urbana ha sido fundamental para mí este último tiempo. Porque pesar de que me falta gente presente físicamente, que esta lejos y es muy importante para mi...., gente que extraño profundamente, que me recuerda viejos tiempos, igual de buenos que los de ahora, distintos. Los que están aquí y los que están fuera, todos!, están siempre ahí! Siempre, siempre... incluso recuerdo una de las veces que más mal estuve, me llevaron para que me distrajera y terminamos bailando. 


Y esos son mis amigos... personas buenas, amorosas y sobretodo ALEGRES, buenos para la talla,PRENDIDOS, desordenados, pero buenas personas como ellos solos. Nos queremos como si en verdad fuéramos familia.... y me da risa porque en verdad la dinámica que tenemos es como de hermanos... pero todos de 12!!! Los quiero mucho y también a sus turbochelas!!!!!






























Alocate!!... tienes una lista de cosas que hacer!





1. Viaja con tus hermanas o amigas más cercanas. No es que no vayas a poder hacerlo después, pero muchas mujeres concuerdan en que existe algo liberador y fortalecedor en hacerlo antes de contraer matrimonio.
2. Viaja con tu futuro esposo. Esto implica resolver problemas juntos y lidiar con asuntos cotidianos por al menos una semana.
3. Sufre por amor. No sólo te hace más fuerte individualmente superar una pena de amor, sino que también te enseña a que el amor nunca lo puedes dar por sentado o garantizado.
4. Termina con alguien. Sea una agradable experiencia o no, estás autorizado a por al menos una vez ser la persona que tiene la última palabra en una relación.
5. Pon en orden tus finanzas. Por tu propia tranquilidad y la de tu pareja debes tener en orden tu vida financiera.
6. Habla acerca de tus finanzas con tu futuro cónyuge. Asegúrate de saber las metas a largo y corto plazo de ambos en este sentido. Hablen de cómo organizarán los gastos, pues los asuntos de dinero pueden ser un grave obstáculo para la felicidad conyugal.
7. Vive sola. Puede ser con amigos o colegas, pero no con mamá y papá. La autonomía es impresionante, dice Maressa. Además, te hace agradecido de las cosas que tu cónyuge aporta una vez que están viviendo juntos.
8. Vive con tu pareja. Si eres de la vieja escuela, puede que no te agrade la idea, pero puede servir como una “prueba” antes de comprometerte. Además, así lo conoces realmente.
9. Tener una aventura de verano. Es una divertida historia para recordar después.
10. Aprende a cocinar. No porque te estás preparando para ser una dueña de casa, sino porque es tranquilizador saber que puedes valerte por ti mismo en la cocina.
11. Gasta dinero en ti. Porque puedes y debes.
12. Ten por lo menos una buena pelea con tu futuro esposo. Es bueno para saber si tienen la capacidad de superar conflictos y cómo lo hacen.
13. Ten varias citas. Los monógamos seriales suelen sentir que perdieron experiencia por no haber experimentado buenas, malas, divertidas y vergonzosas citas.
14. Enfrenta tus peores miedos. Haz paracaidismo, habla en público, o come en público sola, lo que sea, hazlo.
15. Intenta tener un “amigo con derechos”. Para asegurarte de que ese amigo que siempre te gustó no se convierta en “el que se escapó”.
16. Concéntrate en tu educación. No es que no puedas hacerlo una vez que estás casada, pero es posible que pase un tiempo antes de que consigas hacer un posgrado o estudiar eso que anhelas, pues tendrás otros gastos y prioridades.
17. Empieza a trabajar en hacer realidad tus sueños profesionales. Por la misma razón que la nº16.
18. Decide cómo te sientes respecto a los niños. Es como el dinero, es un asunto que debes discutir antes de que te cases porque si lo haces después es probable que pueda ser un problema, si no llegan a un acuerdo sobre si quieren o no tener hijos.
19. Desintoxícate: Come sano y haz mucho más ejercicio.
20. Conócete a ti misma: Para Maressa la explicación es evidente.



Creo que me perdí un mes completo, si no dos.
A veces uno no sabe que cosas necesita de la vida. Piensa que lo necesita todo, que no tiene nada valioso, y por su puesto, tampoco posee la fuerza ni las capacidades para mejorar esta situación.
Somos una especie compleja, la única que se predispone ante una situación. La única que cuenta con el estúpido razonamiento del "no".

"No puedo", "No quiero", "No va a resultar"...

He recibido un PUNCH!! de energía este fin de semana,  y aunque fueron cerca de 5 días de descanso... creo que mi cabeza me permitió descansar sólo 2.

Lo más fuerte es que, me descubrí haciendo un discurso sobre la vida, sobre las cosas que quería y cómo  poder conseguirlas... he tenido las respuestas a mis preguntas sin darme cuenta, o mejor dicho, sin querer darme cuenta.

Tenía la solución a mi felicidad escondida tras mi oreja...

Y si... es verdad que me cansé de esperar, que culpo a algunas personas por estar sentada aquí. Pero, tambien debo admitir que la mayor parte de la culpa es mia.

Hoy quiero decir todo lo que he pensado hasta hoy con respecto a mi vida.


*No tengo la vida que pensé tendría a los 29 años.
*Pensé que a estas alturas de una relación ya existían parámetros claros.
*Te culpo de no continuar con el paso lógico.
*Me culpo por no tener determinación.
*Los culpo por no haber echo de mi vida lo que debía.
*Los culpo por no liberarme.
*Los culpo por llenarme de aprensiones.
*Los culpo a todos por volverme complaciente, en ves de vivir mi vida!
*Los culpo por hacerme responsable de toda una vida, que no era la mía.
*Me culpo por no ser más decidida.
*Me culpo por no arriesgarme.
*Te culpo de no hacerme sentir especial.
*Me culpo por no sentirme especial.
*Los culpo por no tener visión del futuro y sus cambios.
*Te culpo... por no darme el ejemplo de contención.
*Te culpo por no querer compartir tu vida.
*Me culpo por no materializar!.

*Me culpo por tener miedo a fracasar.


Carpe Diem... disfruto de mi vida, de mis amigos, de mi familia, de mi relación de pareja... día a día... sin planes, lo cual me desespera, porque tengo la estúpida manía de querer tener todo bajo control. Algunos lo saben, no me gustan las sorpresas.  
La vida me ha enseñado hasta ahora que los planes muchas veces no funcionan como uno espera, no por falta de valor, o constancia, más bien porque son otros los momentos, o las personas. Si bien nosotros somos los escritores de nuestra historia, la eventualidad es más fuerte y la vida de los demás habitantes de este planeta influye en la nuestra, aunque no lo crean. 

Lo claro es que, cada cosa encuentra su propio lugar y su tiempo. Hay veces que no importa cuanto hayas intentado las cosas, no importa cuanto hayas llorado por obtener algo, o cuanto lloraste por verte en la desesperación de una situación. No es necesariamente falta de intensión o convicción. NO IMPORTA cuanto lo quieras... a veces AQUELLO, llega nada más, cuando debe llegar.



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